Nuestros recuerdos

recuerdos

Hay cosas que mueren. Hay cosas que se pierden… que van desapareciendo paulatinamente con el tiempo. El tiempo; ese verdugo incansable que cambia emoción por costumbre y luego acaba también matando las costumbres. Para no dejar nada, o casi nada, apenas una sombra de lo que fuimos o recordamos haber sido.

Cuesta mucho aceptar los cambios cuando son tan radicales, es difícil cambiar la luz y el brillo en la memoria por la sombra, la humedad profunda y la monocromía hiriente en la retina…

Imposible volver a los recuerdos calentitos, que fueron atesorados entre risas, sentimientos y fantasías, imposible conectar con ese tiempo de bailes, de desfiles, de  reinas y de  ruidos…

Son cosas que se pierden. Son épocas que pasan. Son costumbres sociales, en sociedades que cambian, que adoptan otras formas. Con personas que se preocupan de otras cosas, con vidas que se viven de forma diferente.

Nuestros rincones tan queridos, tan mágicos y recordados, ahora están vacíos… apenados, dormidos. Están a la espera de que juntos volvamos a encenderlos, de que juntos, como antes; bailemos en sus salas, juguemos en sus mesas, charlemos en sus veredas…

Si perdemos nuestros clubes; perderemos parte de nuestra infancia, perderemos parte de nuestros recuerdos, perderemos parte importante de nuestra herencia, de nuestra historia…

…Si perdemos nuestros clubes quizás también tengamos que aceptar que estamos perdiendo como sociedad.

Julio César Ilha